El sol aprieta en el agosto gaditano pero el bosque se da sombra a si mismo de forma espléndida. Las copas se acarician con las puntas para hacerse consquillas, aprovechando el viento...Y susurran, no para mi, sino para quien quiera escucharlos, que cada uno precisa del otro para mantener su perfecto equilibrio entre sol y umbría. Su voz llega en olas tenues, contagiada de un árbol a otro...
Mi camino siempre vino entretejido con los árboles. Hay en la Naturaleza seres y elementos únicos que ayudan a trascender en cada encuentro. Siempre los árboles.
Crujidos de cortezas despegándose al ritmo de su invisible crecimiento.
Agujas de pino pinchando la tierra para que brote.
Cantos de rama a rama.
Parpadeos de los claros sobre el suelo arena.
Cuentan los árboles...
"Lagos de la isla de Mjlet, Croacia". Gibert © 2010.
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