También la lluvia puede caerse sin mojarte la lengua de poesía. La carne gris, gastada en la supervivencia, los ojos planos. El gesto hincado en nada y el sueño dormido dentro del mundo niño muerto. La sombra arrancándole los guiños de sol a todo lo que se podría iluminar de colores. La culpa está en tener la cara llena de aire frío mientras los pies, calientes...La piel templada no necesita moverse para cambiar de temperatura. El agua congelada no puede fluir.
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