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Detergentes, perfumes y bálsamos de nuez y arándanos; el aroma impregnó su ánimo, se tranquilizó y recorrió los pasillos, rozando abrigos de pieles, aprendiéndose los ojos de las niñas y las madres y llenándose de belleza.
Hacía las 10 y cuarto se dispuso a salir. En la puerta confirmó que la mala suerte se iba a tropezar con él más de una vez ese día. Pitó. Pitó y con mayor escándalo. Y esta vez no sólo fueron miradas las que lo espantaron, sino una duda que se le empezó a enredar en las tripas:
¿Habría robado sin recordarlo?
(...) Viene de veletaperdia.blogspot.es
1 comentario:
Qué bien que siga el cuento... esperamos la siguiente entrega! Por cierto, me encanta el nombre del blog, ¿te acuerdas cuando íbamos de pequeñas a por musgo en el parque de los enamorados? muaka
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