No hay vuelo seguro que convenzca a un pájaro roto de que puede desplegar sus alas por algo.
Y, sin embargo, sin certeza, sin convencimiento ni acuerdo consigo...
1. Se asoma al borde de su refugio.
2. Tantea con la última pluma el primer soplo de aire.
3. Calcula la trayectoria que pretende conseguir, y elige conseguirla.
4. Toma impulso.
5. Se tira de cabeza.
6. Planea, sin créerselo.
7. Nunca dejó de ser un pájaro. Nunca necesitó sus alas para volar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario