miércoles, 29 de julio de 2009

Habitantes.

Se puede amar con las manos frías, con la tripa seca de frijoles y los pies embarrados.
Con gestos descalzos de ademanes, de posturas, de apariencias; con cero, con cien años.

Se puede amar incluso sólo con los ojos, siquiera sin risa, sólo por un rato.
Nos han dado poemas y dulces los niños de bolsillos mordidos
y manos llenas de pájaros, que se les van yendo a otras manos llenas de panes.

Las viejas, rotas, los sólos, borrachos.
Pero todas nuestras gracias vienen guardadas en un centavo.
No sabemos si no qué hacer, qué decirles.